El diccionario de la Real Academia define duna como «acumulación de arena producida por el viento» y en su conjunto constituyen un sistema dunar, enclave natural que desde hace años es objeto de una especial protección en Formentera.
Las dunas conforman un sistema dinámico, un reservorio de arena producido por la propia playa y el resultado del equilibrio entre la erosión y la sedimentación causadas principalmente por el viento y las olas del mar. “La arena fina se desplaza y en el momento que encuentra un obstáculo, generalmente herbáceo, se inicia el proceso de constitución de una duna ya que, a medida que crecen, las plantas sujetan la arena con sus raíces”, explica a FormenteraAvui, Javier Asensio, técnico de Medio Ambiente del Consell Insular.
Así, primero se forman las ecodunas o embrionarias en el litoral marítimo, las más móviles por la acción del mar o de temporales, las que, a medida que reciben mayores aportes de arena, alcanzan mayor envergadura. Entre las plantas que fijan las dunas encontramos el borrón (Ammophila arenaria), una especie perenne de la familia de las poáceas, que retiene el sedimento con su sistema radicular. “Cuanto más aporte de arena hay, más crece la vegetación y más potencia alcanza la duna”, destaca Asensio.
Detrás de esta línea de vanguardia del sistema dunar, aparecen las dunas fijas o fósiles habitadas por arbustos (atriplex, cardo marino, molinet, lirio marino) y árboles como la savina o el pino. Según Asensio, “en muchas zonas dunares de la isla se han extendido ejemplares de carpobrotus edulis, una especie invasora exótica que compite por el espacio en deterioro de la vegetación endémica y por eso se realizan campañas para arrancarla y eliminarla dada su gran capacidad de expansión”.
Medidas de protección
El sistema dunar conforma enclaves naturales sensibles, enmarcados dentro de la Red Natura 2000 y otras normativas medioambientales, por lo que desde el inicio del presente siglo XXI se han llevado a cabo una serie de actuaciones para garantizar su conservación en Formentera.
Las tareas más notables comenzaron en el año 2001 con la instalación de pasarelas de madera para acotar así las zonas transitables. “Cuando se camina por las dunas o se aparca un vehículo en estas áreas se destruye el sistema radicular de la vegetación, dejando expuesta la arena a su dispersión por parte de diferentes factores climáticos como el viento, la lluvia o por la acción del mar. Por eso era necesario acotar las zonas para el paso continuado de personas y crear aparcamientos adecuados. Desde que se instalaron las pasarelas con sus laterales acordonados, se ha producido un aumento de la envergadura en altura y en la longitud de las dunas isleñas, algo que se comprueba muy bien en la zona del Parc Natural de ses Illetes”, destaca el técnico medioambiental.
La red de pasarelas de Formentera se extiende por tramos, la mayoría vecinos a establecimientos de playa y zonas de aparcamiento, distribuidos por la playas de Migjorn, es Caló, Levante y es Pujols, así como en gran parte de la costa ubicada en el Parc Natural de ses Illetes.
Cabe destacar que estas pasarelas favorecen la conservación de estos enclaves naturales por lo que es fundamental respetarlo haciendo uso de las mismas a la hora de visitar las playas de la isla o para disfrutar de un paseo por nuestro litoral.