Daniela Carestia nació en Buenos Aires en 1969 y sus inicios profesionales estuvieron ligados a la creatividad ya que desde muy joven apuntaba hacia la manufactura de accesorios y elementos de decoración con líneas muy personales.
En el año 2002 se instala en España para dedicarse en concreto a la sombrerería con el diseño y manufactura de originales y únicos sombreros y tocados para importantes marcas de alta costura.
En 2010 llegó a Formentera con su colección de sombreros y tocados que comercializaba en el Mercat Artesà de Sant Ferran y en algunas tiendas de la isla. “Le fui buscando la vuelta a la sombrerería ya que son productos más urbanos y además son demasiado frágiles para tenerlos que sacar y exponer al aire libre sobre una parada por lo que decidí solo hacerlos por encargo en mi taller y principalmente me los piden para bodas o eventos”, apunta Daniela quien se considera creativa más que artesana.
Todo ese aprendizaje recogido, tanto en la parte textil como en la decorativa, la ha llevado a adentrarse en el trabajo con materiales reciclados, principalmente madera, “aplicando siempre la máxima creatividad y apuntado a las piezas únicas”.
Así, Daniela trabaja y da una nueva vida a maderas encontradas en playas, rescatadas de la basura u obsequiadas por gente que ya no las necesita, a las que une la reutilización de alambres y trozos de hierro, sin desechar algunos tipos de plásticos que le permiten crear una serie de figuras de animales y elementos de la naturaleza isleña con un uso lúdico por parte de los niños. A esto se suman los cojines ergonómicos con la forma de la isla, estos en colaboración con su amiga Flavia Pivatto, y realizados en tejidos naturales con diversos estampados y colores.
Entre los objetos creados por Daniela con materiales reciclados y pintados a mano encontramos cuadros, móviles, adornos, percheros y accesorios donde se representan medusas, frutas, peces, los faros y las figas de pic, todos “trocitos” de Formentera alegres y llamativos.
Clientela fiel
Con carta de artesana desde hace dos décadas la creadora “presume” de su clientela a la que define como familiar e “interesada por las piezas hechas a mano, sobre todo los alemanes que aprecian mucho este tipo de trabajo”.
En nuestra visita a su taller, Daniela destacó la camaradería que existe entre los artesanos de la isla “que te ayuda a delegar”, así como “la calidad y la diversidad de productos lo que enriquece los mercadillos de Sant Ferran y la Mola”. Con respecto al trabajo en los mercadillos lo calificó como “muy duro” al carecer de casetas cerradas lo que implica montar y desmontar las paradas con el consiguiente “deterioro” que puede sufrir el material al cargarlo y descargarlo del coche cada día.
“Creo que hay que buscar la fórmula para poder disponer de espacios donde guardar nuestra producción sin tener que transportarla ya que no solo se deteriora sino que además nos supone a nosotros un desgaste físico considerable al tener que acarrear el material y que se suma al que ya arrastramos del proceso de crear el producto”, apuntó Daniela sin descartar la idea de disponer en un futuro de un espacio conjunto en el que los artesanos puedan trabajar y mostrar sus creaciones.
Con la temporada apenas comenzada dejamos a Daniela en su taller poniendo a punto las piezas que pondrá a la venta en las paradas de los mercados artesanales y en su nueva tienda «Formentera Crazy», un pequeño espacio alegremente decorado en es Pujols.