Las panaderías han sido desde siempre un punto de encuentro entre vecinos, en muchos casos el primer comercio al que te mandaba tu mamá sin acompañantes a comprar y aprendías a pagar y a contar el cambio, o el que te “curaba” el hambre después de una noche de juerga o de preparación de un examen. Estas y más circunstancias convierten a estos comercios en imprescindibles para muchas personas generando fidelidad por sus productos.
Este es el caso del Forn Sant Ferran, inaugurado el 25 de mayo de 1964 por Miquel Juan y Esperanza Ferrer, que comenzaron amasando a mano y cociendo el pan en un horno de obra alimentado con leña de pino. Con la llegada de los turistas y el incremento de la demanda los propietarios comenzaron a introducir elementos más modernos para ayudar en todas las fases de elaboración del pan y sustituyeron el horno a leña por uno de gasoil.
La modernización siguió su curso y en la década de los años noventa se añadieron dos hornos de carros giratorios y en 1999 se sustituyó el horno giratorio por un horno de pisos.
En el año 2000, la panadería pasa a manos de los panaderos Justo Alamedas y Pedro Martínez y desde finales de 2017 llevan el negocio Justo Alamedas y Sergi Escandell quienes remodelan el local dándole un toque rústico y al mismo tiempo funcional permitiendo exponer al público la variedad de propuestas en materia pan y otras delicias gastronómicas dulces y saladas.
Sergi Escandell comenzó a trabajar en la panadería cuando acabó el secundario como un trabajo de verano. “Empecé a trabajar con Justo, me enseñaron el oficio y me enganchó, aunque es un trabajo un poco duro sobre todo durante la temporada turística cuando se incrementa considerablemente la demanda”.
El joven panadero destaca la oferta de Forn Sant Ferran en materia de panes de manufactura propia, “desde las barras de siempre a panes de avena, espelta, centeno, xeixa y el de masa madre que tiene muy buena salida en los últimos años”.
La oferta de productos se complementa con una variedad de cocas saladas, como las de pimiento asado con aceitunas o pescado que tienen un éxito destacable, así como los cucarrolls de verduras o atún, sin olvidar el tradicional bescuit para la deliciosa ensalada payesa. Tampoco faltan los dulces típicos de la isla y una amplia oferta en pastas y tartas para los más golosos.
Emblemàtics balears
Este año, Forn Sant Ferran ha recibido con “ilusión”, junto a otros cinco establecimientos de la isla, el reconocimiento Emblemàtics balears, por parte del Govern balear y el Consell de Formentera.
Un proyecto cuyo objetivo es reconocer, fomentar e impulsar los pequeños establecimientos comerciales de toda la vida, aquellos pequeños comercios con historia y arraigados en cada una de las islas.