La Red de Monitoreo de la Posidonia inició ayer domingo su actividad 2021 en la zona de Son Verí Nou, en Palma, donde se encuentra una de las 39 estaciones fijas distribuidas por todo el archipiélago. El objetivo de la Red es determinar el estado de conservación de las praderas de posidonia a lo largo del tiempo, como herramienta para la adecuada gestión y conservación de este ecosistema.
La Red se puso en marcha en 2002, aunque fue interrumpida entre los años 2012 y 2017. Entonces, gracias a los fondos del Impuesto de Turismo Sostenible, se recuperó este seguimiento, aunque se encargó a la Dirección General de Pesca y Medio Marino. A partir de este año, y después de un acuerdo con la Conselleria balear de Agricultura, Pesca y Alimentación, la Red será gestionada por el servicio de Protección de Especies de la Conselleria de Medio Ambiente y Territorio.
Estaciones fijas
La Red de Monitoreo de la Posidonia está formada por varias estaciones fijas alrededor de las principales islas del archipiélago balear donde se controlan periódicamente una serie de parámetros propios de las praderas y relacionados con su estado de conservación: cantidad de Posidonia oceánica, presencia de nácares (especies asociadas de gran interés), presencia de algas invasoras y, adicionalmente, temperatura del agua.
La Red depende íntegramente de la participación ciudadana, y cada año se ofrece a diversas instituciones, clubes de buceo y grupos de buceadores voluntarios, la oportunidad de participar en este proyecto centrado en el estudio del estado de conservación de los fondos marinos.
Cada entidad o centro de inmersión voluntario muestrea una o varias estaciones en función de sus posibilidades. Generalmente, el muestreo de una estación requiere una única inmersión con la participación de un mínimo de 5-6 buceadores voluntarios.
La coordinación y organización del muestreo de cada estación recaen sobre la coordinadora de la Red, mientras que otros aspectos logísticos de la salida pueden depender de los centros de inmersión o entidades. Antes de cada inmersión siempre se realiza una pequeña formación para que los buzos voluntarios se familiaricen con las técnicas y materiales empleados.