Aunque no es fácil encontrarlos, debido a sus hábitos nocturnos y a su rapidez a la hora de moverse, seguramente muchos residentes en la isla habrán visto alguna vez un lirón careto o rata de cola blanca como se llama familiarmente en Formentera.
Denominado en zoología como Eliomys quercinus es un mamífero roedor de la familia de los glíridos y debe su nombre común, lirón careto, por una mechas de pelo negro que le perfilan los ojos redondos, negros y saltones a modo de antifaz o careta. El dorso de su cuerpo tiene tonalidades grises y rojizas, el vientre es blanco y la cola, recubierta de pelo, acaba en una punta blanca y negra que se parece a un pincel.
El lirón careto habita en gran parte de Europa, Asia Menor, Norte de Arabia y norte de África y en España se distribuye en buena parte de la geografía siendo el de Formentera un caso especial generando una subespecie registrada como Eliomys quercinus ophiusae (Thomas,1925) y considerada la más robusta de las españolas llegando a los 180 gramos de peso.
Según apunta Joan Carles Palerm en la Enciclopédia de Ibiza y Formentera, «la rata de cola blanca tiene costumbre de ensartar por la vegetación y, si bien es frecuente en las zonas pedregosas, puede presentarse en diversos hábitats, incluso cerca del hombre, y vive en pequeñas colonias desarrolladas a partir de grupos familiares».
Así, su hábitat es variado pero tiene preferencia de las zonas donde existen cúmulos de rocas grandes o entre los muros de piedra seca que abundan en la isla, así como en áreas de pinares ya que son capaces de trepar con mucha agilidad y de moverse entre las ramas con soltura aunque sus desplazamientos son frecuentes por el suelo.
Como detalla Sacramento Moreno de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), «los desplazamientos de los lirones caretos usualmente son relativamente cortos (40-60 metros de media diaria) en zonas limitadas y alrededor de un centro de actividad. La magnitud de estos desplazamientos diarios depende de la edad siendo más elevada en los subadultos, y con la época del año siendo menor durante la época reproductiva. Viven en grupos familiares de un número variable de individuos, cuyo territorio no solapan con los de otros grupos».
En relación a su alimentación la especialista apunta que esta es fundamentalmente insectívora, «aunque dependiendo de la disponibilidad también consumen frutos y semillas. Huevos, pollos, miel e incluso otros micromamíferos también pueden formar parte de su dieta».
Protocolos a tener en cuenta
Si bien el lirón careto no está catalogado como especie amenazada, no deja de ser un animal silvestre al que hay que respetar y no retenerlo en viviendas particulares «ya que es un delito al medioambiente», como explicó el veterinario Lorenzo Córdoba a FormenteraAvui.
La veterinaria de Córboba en Sant Ferran es el único centro autorizado en Formentera por la Conselleria de Medioambiente del Govern balear para tratar a esta y otras especies silvestres que habitan en la isla. En este centro han tratado a muchos lirones por heridas producidas por ataque de perros o gatos, atropellos, intoxicaciones por venenos o con enfermedades infecciosas, así como a los que quedan atrapados en el pegamento que se usa para cazar ratones y que resulta muy difícil de quitar.
«Siempre que se puede atrapar un lirón facilmente es porque le ocurre algo, y lo adecuado es saber que le pasa, poder evaluarlo y tratarlo en caso de necesidad, pero no se debe tenerlo 24 o 48 horas sin avisar o traerlo a la clínica, porque muchas veces el tiempo es crucial y es lo que decide si ese animal va a sobrevivir o no. Y esto sirve para lirones, erizos, aves, tortugas, lagartijas…», apuntó el veterinario.
Lorenzo Córdoba recomendó además que en el caso de que alguien decida ayudar al lirón que parece enfermo, «hay que ir con mucho cuidado a la hora de manipularlo porque pueden provocar mordeduras muy fuertes y dolorosas, y que siempre se infectan por la cantidad de bacterias que el animal tienen en su boca».
En el caso de atrapar en condiciones al lirón enfermo o accidentado, este se puede llevar a la clínica donde se rellenará un cuestionario y poder conocer el lugar donde fue localizado para devolverlo a ese mismo sitio una vez curado. «Cuando en la clínica comprobamos que está bien y se puede soltar, avisamos a los agentes de medio ambiente que se encargan de llevarlo al lugar indicado». Cabe señalar que todo este procedimiento no tiene ningún coste económico para la persona que acerque el animal a la veterinaria.
Ante la llegada del invierno Lorenzo Córdoba destacó que en las épocas más frías «nos podemos encontrar con el lirón careto hibernando, dormido, enrollado sobre si mismo en el hueco de alguna pared, en un rincón o entre tejidos u otros materiales. En estos casos lo mejor es dejarlos tranquilos y no tocarlos ya que están en un proceso normal de su ciclo de vida».