Quiero aportar mi opinión sobre la nueva construcción del FIVE FLOWERS HOTEL & SPA, en
Es Pujols, Formentera, dejando claro que no me motiva nada más que la buena arquitectura, sometida al paisaje y al entorno natural.
No sé a qué administración le han metido un gol, pero ha sido por toda la escuadra…
Me podría reír con todo ello, e incluso dar la enhorabuena a los propietarios del edificio, si
no fuese porque también han tomado el pelo a todos los moradores y visitantes
concienciados que intentan aportar su granito de arena para que Formentera siga siendo
el paraíso que es.
Alguien ha perpetrado un espanto de edificio, feo y torpe, que sobresale y asoma su
voluminoso cuerpo por encima de todo. Por encima del pinar vecino, de los edificios
vecinos, incluso por encima de los faros de la isla… suerte que están lejos del sitio y no
podemos realizar esa comparativa visual.
La otra noche, desde Punta Prima, hice una foto nocturna del llano de la isla… y la
histriónica luz que salía del interior del edificio se lo comía todo. El contraste era brutal.
Una fuente de luz muy potente que cegaba el objetivo de mi cámara.
Con esa foto, se podría acuñar en el diccionario de la RAE el término ‘contaminación
lumínica’.
Espero que funcionalmente pueda operar con cierta dignidad, y quizás se salve ese
interiorismo post moderno del que hace gala. Pero la envolvente, la piel, la cara pública del
edificio, no aportan nada.
No hay por dónde cogerlo. No tiene gracia ninguna. Ni siquiera esas flores de cartón piedra
colocadas en la fachada se salvan.
Es más, se entienden como un burdo gesto para intentar aportar algo a unas fachadas
simples y sosas. Algo totalmente artificial y alejado de lo que debe ser la arquitectura. La
buena arquitectura.
Difícil hacerlo peor.
Podría seguir expeliendo adjetivos incómodos, pero no lo haré.
Cualquiera que pasee por la zona y vea el edificio, de cerca o de lejos, se dará cuenta de
todo ello.
No hace falta ser arquitecto. Basta con tener sensibilidad. Y de eso tenemos todos. O casi!
Mención aparte, como ya he dicho, la visión nocturna del artefacto.
Qué pena señor@s!
Matías Togores
Arquitecto enamorado de esta isla