Buen viaje Guillermo

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Guillermo Romaní
Guillermo Romaní
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He tardado en ponerme a escribir este texto porque la noticia de la muerte de Guillermo Romaní me pilló por sorpresa y necesitaba asimilarla ya que esta mañana mi pensamiento estaba en dejarle un WhatsApp en su móvil repleto de emoticonos cursis para desearle, como cada 6 de septiembre, un feliz cumpleaños.

Pero antes de mandarlo recibo un mensaje que me hace frenar la felicitación y me deja en un estado de perplejidad ya que me anuncia su fallecimiento. A partir de ahí comienzan los recuerdos de más de 15 años compartiendo momentos como redactores de distintos medios de comunicación y, sobre todo, tiempos de espera, algunos “eternos”  en los que compartimos anécdotas, experiencias de vida, relatos de viajes, gustos musicales y literarios, entre otras cosas.

Así supe que Guillermo era miembro de una familia numerosa de once hermanos, que había tenido una etapa como publicista, que había vivido una temporada en Lima, Perú, que le gustaba la carne poco hecha, que su bebida favorita era la cerveza y que en materia musical, Leonard Cohen era su banda sonora.

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A todos estos datos hay que añadirle su pasión por la Fórmula 1 y, en materia literaria, por la novela negra de la que era ávido lector. Dotado de una muy buena memoria y de una clara vocación a todo lo relacionado con la fotografía, siempre hizo alarde de un particular estilo de vestir monocolor y conjuntado desde el reloj pulsera hasta los zapatos que hacían que supieras que ese que venía a lo lejos era Guillermo, a pie o en su bici eléctrica siempre acompañado de un senalló.

Pues Guille, ha sido un placer conocerte y te deseo un muy buen viaje mientras suena el Aleluya de Cohen en este 6 de septiembre.

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