Margherita Rossi (Italia, 1989) nació en Medicina, una localidad cercana a Bologna conocida por su Fiesta Medieval que recuerda la Leyenda de Barbarroja. Acabado el bachillerato ingresó en la Universidad de Bologna para estudiar Lengua y Literatura Extranjeras con especialización en Castellano pero la carrera no era lo que ella buscaba. “Así que decidí buscar un trabajo para el verano y surgió la posibilidad de venir a hacer la temporada 2009 a Formentera en el restaurante de un conocido mío y me lancé a vivir la experiencia”. Esa primera incursión en el sector hotelero resultó bien y después de un invierno en Italia volvió a la isla con la intención de continuar con el trabajo aportando nuevos conocimientos adquiridos en un módulo superior de Repostería.
Si bien el oficio culinario le gustaba, Margherita conservaba el recuerdo de su bisabuela y de su abuela, expertas en el tejido a ganchillo y con dos agujas, la primera a través de piezas de mantelería y la segunda con prendas de vestir. “Así que en el invierno de 2011, durante una estancia en Granada, decidí aprender la técnica con dos agujas a través de Internet cuando solo había colgados algunos tutoriales pero era muy complicado y desistí. En 2013 viajamos con mi pareja a un pueblo de Cataluña donde conocí un club de mujeres que se reunían a tejer los miércoles por la mañana y con ellas aprendí catalán y ganchillo”, apunta con una sonrisa.
Después de una primera experiencia no muy halagüeña con el tejido de un gorro “que salió muy apretado”, Margherita continuó la andadura creando piezas de ropa de invierno para su uso personal y perfeccionando la técnica hasta que se decidió a crear prendas, en su mayoría bikinis y tops tejidos, que comenzó a comercializar con éxito en una tienda de la isla. «Después de los primeros resultados me di cuenta que el tejido me permite canalizar mi fuerza creativa y que por esa vía comienza a fluir», destaca la creadora.
En su afán por utilizar tejidos naturales, utiliza hilos de puro algodón fino que se secan con facilidad, no deforman la pieza al mojarla y vienen en ovillos con las tonalidades degradadas lo que permite dar un colorido particular a cada una de las prendas.
Con respecto a los diseños, la mayoría los ha trasladado a un patrón y, en el caso de los bikinis, el sostén está tejido a ganchillo mientras que la braga está confeccionada en una sola de pieza sin costuras en una tela que combina 96% algodón y 4% elastano. A estas creaciones se suman crop-tops, faldas, chales y pantalones en colores variados, algunos inspirados en Formentera con una preponderancia de las tonalidades turquesas, verdes y amarillas en estas prendas veraniegas, mientras que en la colección para los meses fríos aparecen también el negro, grises y marrones combinados con colores vivos en gorros, bufandas, chales y en un original modelo de poncho con mangas.
Con carta de artesana desde abril de 2023, Margherita ha creado su marca Blue Moon Formentera, ha desarrollado su actividad comercial este verano pasado en el mercadillo matinal de Sant Francesc y ha comercializado algunas piezas en una tienda de la isla. Con respecto a la clientela, “esta ha sido en su mayoría femenina de diferentes edades y venidas de Italia, Francia, Alemania y Gran Bretaña”.
Sobre la situación actual de la artesanía en Formentera, considera que es buena ya que tanto el turista como la gente que reside en la isla “valoran bastante el trabajo artesanal». Asimismo es partidaria de la creación de espacios multidisciplinares donde los artesanos puedan realizar su trabajo y compartir experiencias entre ellos y con el público.