Miguel Ángel Riera, 25 años de sacerdocio

El párroco de Formentera hace un repaso de una vocación que comenzó a muy temprana edad y cuyo objetivo es ayudar a los demás

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Miquel Àngel Riera en Sant Francesc
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El pasado 1 de octubre el párroco de Formentera, Miguel Ángel Riera, celebró sus 25 años desde su ordenación como sacerdote y durante este cuarto de siglo ha desarrollado una tarea cien por cien vocacional.

Riera nació el 22 de septiembre de 1970 en Eivissa, cursó la escuela primaria en el colegio público de Puig d’en Valls y el secundario en el Instituto sa Blanca Dona, unos estudios que compaginó con una incipiente vocación religiosa. «La vocación comenzó cuando era muy pequeñito ya que tendría 10 años cuando le dije a mi abuela en un viaje a Formentera para visitar a su hermano, mi tío Bartolomé que era cura en La Mola, qué pasaría si yo quería ser cura y mi abuela contestó que estarían todos muy contentos. Esa fue mi primera manifestación verbal de lo que quería ser», recordó.

Cuando tomó la primera Comunión empezó como monaguillo, hasta la confirmación cuando comenzó como catequista y el día que cumplió los diecisiete años entró en el Seminario Metropolitano de Valencia. «Después de veinticinco años sin haber ninguna ordenación en Eivissa me ordené sacerdote junto a otro compañero, Javier Torres Peters el día 1 de octubre de 1994 en la catedral de la isla y la primera misa la celebré al día siguiente en la parroquia de Puig d’en Valls».

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Durante el año anterior como diácono ya había ayudado a los sacerdotes en varias parroquias ibicencas dedicándose a tareas de catequesis y preparación a la Confirmación, dando clases de repaso, ayudando en las residencias de mayores y en el hospital de Eivissa a dar de comer a los mayores sin familia y colaborando en las actividades con los más jóvenes algo que complementaba como delegado de Cáritas. «Cuando me ordeno sacerdote el obispo decidió otorgarme la parroquia de Sant Agustí donde estuve varios años, pero él también consideraba que me había ordenado muy joven y quería que yo continuara mis estudios, algo que a mí también me apetecía y después de doce años como sacerdote decidí completarlos en Roma», apuntó Riera.

En 2006 el párroco comienza en Roma una licenciatura en Teología Fundamental en la Universidad Gregoriana y, acabada la carrera y la defensa de la tesina, dos años después llegó a Formentera, donde tomó posesión de las parroquias de la isla el 28 de septiembre de 2008.

Llama la atención que todos los hechos protagonistas en su vida  se producen entre septiembre y octubre, bajo el signo de Libra que es el suyo y lo reconoce. «Nací el 22 de septiembre, el 26 de septiembre es San Miguel, el 26 de septiembre me ordeno de diácono, el 1 de octubre, día de Santa Teresita del Niño Jesús patrona de las Misiones, me ordeno como sacerdote, el 2 de octubre celebré mi primera misa y el 28 de septiembre tomé posesión de las parroquias de Formentera, todas fechas muy significativas para mí».

El párroco de Formentera Miguel Ángel Riera

Formentera

Cuando llegó a la isla en 2008 tuvo que hacerse cargo de las tres parroquias, «por lo que pedí ayuda a la gente para sacar adelante mi tarea pastoral en todas ellas y encontré el soporte por parte de los vecinos».

Con los años Miguel Ángel Riera se ha convertido en una persona muy querida en la isla y es consciente de ese cariño que le ayuda a llevar adelante las tareas. «La parroquia lo es todo, un día viene la gente a pedir sacramentos, a hablar de sus necesidades o sus problemáticas y e intentamos dar una solución, por eso cuando llegué me puse en contacto con Formenterers Solidaris para coordinar servicios», destacó.

Asimismo desde hace diez años colabora con la Asociación de Reyes Magos de la isla, coordina diferentes grupos de estudio y desde hace tres años Miguel Ángel Riera es delegado episcopal de Cáritas en las Pitiusas.

A toda esta responsabilidad suma que hace dos años el papa Francisco lo nombra como misionero de la Misericordia en las islas Pitiusas. «Al primer encuentro con el papa en 2015 estábamos convocados mil sacerdotes de todo el mundo para ser misioneros de la Misericordia y el segundo encuentro hace dos años fue muy emocionante ya que pude hablar con él y le agradecí que hubieran tenido en cuenta nuestra diócesis para colaborar con su trabajo pastoral».

«Desde que empecé tuve claro lo de trabajar con la juventud y con Cáritas y es en lo que enfoco mi vida sacerdotal y mi compromiso cristiano ya que mi vocación nace de la necesidad de las personas. De estos 25 años saco como conclusión ser muy querido, el darme cuenta de mis limitaciones personales y la grandeza de poder contar con la colaboración de la gente ya que la vida que tienen las parroquias, Cáritas y las distintas asociaciones viene del trabajo en equipo y por eso agradezco a todos su ayuda, su colaboración y la labor que realizan», concluyó Miguel Ángel Riera.

 

 

 

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