Ayer por la mañana, en el terreno aledaño a la capilla de sa Tanca Vella, en Sant Francesc Xavier, la actividad era un «sin parar» en el taller de agricultura para niños.
Pequeñas carretillas, palas, rastrillos y macetas de colores vivos eran manejadas por unos aprendices quienes con brío, alegría, curiosidad y muchas risas se afanaban por cultivar el huerto-escuela promovido por la Conselleria de Agricultura del Consell Insular de Formentera.
Josep Soriano, jardinero, agricultor y monitor del curso se ha hecho cargo este año de esta actividad, después de presentar una propuesta al Consell Insular, y que desarrolla junto a Carolina Blasco, especialista en jardinería.
Las tareas se centran en preparar semilleros, plantar los brotes, regar y se espera, al final del curso, cosechar lo plantado. Asimismo cuando acaba la clase todos los participantes se van a casa con una pequeña maceta que deberán cuidar para que esa semilla comience a germinar.
Desde el inicio del curso alumnos y monitores han plantado verduras de hoja como lechugas de varios tipos, kale, rúcola, remolacha, puerro, patatas y cebollas y, la semana que viene, comenzarán con los semilleros de distintas variedades de tomates, sin descuidar el sector de aromáticas donde no podían faltar el romero y el tomillo.
También el curso lleva una parte teórica a través de un cuaderno de campo que deben rellenar al finalizar la clase y donde se detallan las características de las plantas, el día de siembra y se añaden fotos del proceso de crecimiento de las diferentes especies.
Además de sembrar, los pequeños realizan un «curso paralelo de entomología», ya que no dejan de sorprenderse con los insectos y «bichitos» que asoman de la tierra como pequeños escarabajos o gusanitos que reclaman su atención. «A los más pequeños les maravillan los insectos y les encanta, cuando se llevan la maceta a casa contar al sábado siguiente como ha crecido la planta en cuestión», comentó Josep Soriano.
En nuestro recorrido pudimos recabar la opinión de algunos participantes de este curso como Valentina, quien aferrada a su maceta confirmó que se lo pasa «pipa», algo en lo que coincidieron Juana, Julia y Marc mientras transportaban abono en las pequeñas carretillas.
Los talleres, de carácter gratuito pensados para un máximo de 15 niños, comenzaron el sábado 17 de febrero y acabarán en el mes de junio, coincidiendo con la finalización del curso escolar y se desarrollan los sábados por la mañana, en dos grupos separados y de dos horas de duración cada uno. Así, de 10.00 a 12.00 horas tiene lugar el taller dirigido a niños de entre 4 y 6 años, y de 12.00 a 14.00 horas participan jóvenes entre 7 y 11 años.
Educación ambiental
Cabe recordar sobre esta actividad la explicación brindada el pasado mes de enero al inicio del curso por el conseller de Agricultura, Bartomeu Escandell, quien destacó que esta tarea educativa «pretende ser una herramienta que favorezca y contribuya a la educación medioambiental y al desarrollo individual y social del niño, así como al conocimiento del mundo rural y tradicional a través del respeto y defensa de la naturaleza».
Para Escandell el objetivo es que los más pequeños se «familiaricen y disfruten de las tareas del campo, tan arraigadas en nuestra isla» y recordó que desde su área se quiere potenciar la recuperación del campo y, «hacerlo a partir de los más jóvenes es una garantía de asegurar la permanencia en las generaciones futuras».