La situación pesquera a examen

El patrón Emilio Campillo Marí analiza la reducción de las jornadas laborales y otras cuestiones como el cambio climático que afectan a este sector primario tradicional en la isla de Formentera

1758
Barcas de bou en el puerto de Formentera
Barcas de bou en el puerto de Formentera / imagen de archivo
Publicidad
Compartir

Emilio Campillo Marí, patrón y armador de la barca de bou Punta de Ponent, una de las dos que hay actualmente en Formentera, lleva su vocación en los genes maternos “con una de las familias más extensas en el mundo de la pesca en Baleares”.

Haciendo historia “en la isla llegó a haber tres barcas de bou y a la hora de la pesca se sumaban las de Ibiza que faenaban en aguas de Formentera llegando a contar con trece de estas embarcaciones entre las dos islas. Desde hace 15 años hemos pasado a ser entre cuatro o cinco a las que se suman otras dos que vienen de la península por temporadas”.

Campillo recuerda además, mientras repara las redes de pesca sobre la explanada del puerto, que el pescado de bou (gerret, pulpo, raya, sepia, calamar…) “ha sido siempre la base de la dieta de la gente de la isla y de su recetario tradicional”.

Publicidad

Con respecto al calendario de jornadas laborables, Campillo explica que “hasta hace unos años nosotros trabajábamos 180 / 190 días a lo largo de todo el año, unos cuatro días por semana. Esto se daba por las condiciones de Formentera ya que durante los seis meses de la temporada de invierno nos dedicábamos a hacer una pesca de demanda, sostenible, sacando lo necesario para comercializar en la isla a través de una regulación natural para no alterar nuestra fuente de ingresos devolviendo pescado al agua. Siempre hemos sido conscientes de pescar lo que sabemos que vamos a vender, no más”.

Sin embargo esta situación ha cambiado ya que “hace cinco años el reglamento europeo nos obligó a reducir nuestras jornadas de trabajo en un 7 o un 8 por ciento cada año, o sea que en cinco años hemos pasado de 190 a 140 días, ha ido desapareciendo la bolsa de reserva de días y tampoco podemos usar la cuota de jornadas de dos barcos de Ibiza que por distintas razones ya no salen a faenar”, apunta el pescador.

Asimismo la reducción de jornadas laborales supone un problema económico para estas pequeñas empresas “de cinco trabajadores, absolutamente necesarios, que saliendo 140 días al año no se puede mantener”. Sobre el argumento de reducir el volumen de pesca, Campillo considera que “no se han hecho los estudios adecuados y específicos correspondientes en cada zona ya que no es lo mismo el volumen de cría de peces de un área a otra del Mediterráneo. En los últimos 15 años la flota pesquera española se ha reducido un 50 por ciento y la flota balear está en un nivel de reducción de un 70 por ciento. Ante esto, ¿Por qué los peces no salen fuera del agua debido a la superpoblación?”.

El patrón señala además que en Formentera “no hay problemas a la hora de encontrar peces, aunque sí hemos comprobado el cambio de especies como el clavell o raya picuda que sirve para hacer peix sec, un pescado de fondo de arenales de tierra a 20 metros de profundidad que ya es una plaga en esta zona, mientras que en otras áreas mediterráneas se ha extinguido y por eso nos penalizan gravemente si lo pescamos. A nuestro entender, el gran fallo de la legislación europea ha sido el de meter a todos en el mismo saco y no realizar estudios y balances específicos de cada zona”.

Emilio Campillo Marí repara las redes en la explanada del puerto
Emilio Campillo Marí repara las redes en la explanada del puerto

Cambio climático

Otro de los factores que afecta a la pesca de arrastre es el relativo al cambio climático “sobre todo a la hora de la falta de actividad reproductiva del calamar, la sepia y del pulpo, algo comprobado por los biólogos ya que si no hay una determinada temperatura en el agua el huevo no evoluciona y aquí la temperatura del Mediterráneo se ha ido incrementando en unos grados más de lo que sería ideal para la reproducción”. Campillo añade que esta situación se extiende a la langosta que es la principal base de toda la pesca artesanal de temporada.

Para el pescador la situación de la pesca actual no es nada halagüeña ya que considera que “estamos metidos en algo que no es justo cuando siempre hemos estado comprometidos con la pesca sostenible”. Ante este panorama pide “a nuestros representantes políticos tanto del ámbito local, autonómico, nacional y europeo que nos escuchen ya que no somos los culpables de la situación del mar, que nos vuelvan a dejar realizar una pesca sostenible por 180 / 190 días al año, ya que para el año que viene nos quieren dejar solo 130 días, lo que nos obligará a explotar el caladero e incrementar las horas, sino no podremos mantenernos ya que los gastos nos están comiendo”.

Publicidad