Como muchos españoles los padres de Macarena Benegas se fueron en los setenta a trabajar fuera del país, en su caso a República Dominicana. En 1974 nació Macarena en tierras caribeñas y cuando tenía 12 años volvieron a España “en invierno, con un frío que pela, a la Extremadura profunda con gente muy ruda en comparación a la del Caribe y fue un contraste muy bestia”.
La vida la llevó luego a Madrid y con su pareja comenzó a dedicarse al trabajo con el cuero “con el que yo ya había empezado realizando cosas para regalar a los amigos, por ejemplo desmontaba una mochila de las de Marruecos y hacía monederos con la piel. Reciclaba piezas en 1990 cuando no existía la palabra reciclar”.
Así creó la marca MAD MACARENA y comenzó a diseñar modelos y a trabajar la piel para convertirla en cinturones, billeteras y bolsos que comercializaba por diferentes vías mientras acudía a algunos talleres de marroquineros para seguir formándose en el oficio.
A mediados de los 90 llega a Formentera para vender sus creaciones en la Fira de la Mola “cuando el suelo era de tierra, poníamos los trabajos en una mesita de camping mientras seguíamos cortando y cosiendo piel delante de la gente porque no teníamos otro espacio y así garantizábamos el trabajo a mano que se exigía en el mercadillo”.
A partir del año 2000 concreta la especialización en piel de reptil “una materia prima que elegí por lo complicada que resulta para especular con containers y containers como se hace con otro tipo de pieles. Es muy específica ya que no es igual ni la cabeza, ni la barriga ni la cola y necesita un trabajo muy detallado al que no se dedican las grandes empresas”.
Colecciones originales
Actualmente Macarena trabaja sus piezas en piel de serpiente pitón reticulada y para las bases utiliza restos de las que trabajan las primeras marcas como moscal de vacuno, napas de cordero y pecarí de cerdo. “La piel de pitón que utilizamos es de consumo sostenible, con certificado Cites Internacional de especies protegidas provenientes de zonas reguladas de Asia (Indonesia y Tailandia) y que expiden los importadores. Otra cosa a destacar es que estas pieles que uso están curtidas y teñidas en España, donde están los mejores especialistas en ese trabajo a nivel mundial”, destaca la artesana.
Además, Macarena apunta que el trabajo tiene residuo cero “ya que en las bases uso los restos de fábricas que elijo entre los miles que tienen de diferentes variedades y en el caso de la piel de pitón se aprovecha todo e incluso he sacado piezas realizadas a trocitos, estilo patchwork”.
Sobre el proceso creativo reconoce que en su caso es lento “porque necesito estar tranquila y sin agobios para hacer patrones en papel y luego en cartón duro, una tarea que me encanta”. Una vez cortada la piel en base a los patrones se inicia el proceso de unir y coser las piezas. “Para el interior de los bolsos no uso ni plásticos ni tejidos, solo piel por lo que no se van a romper los bolsillos interiores. Con respecto a la línea, mis creaciones son atemporales, un fondo de armario siempre vigente ya que hay que tener en cuenta que estos artículos no son de usar y tirar, van a durar muchísimo, como le digo a mis clientas: te vas a hartar de usarlo y se lo pasarás a tu nieta”.
En relación al diseño, la artesana apunta que este se basa “en la piel de la serpiente que ya trae mucha información en sus escamas y colores que yo quiero ensalzar y no sobrecargar añadiendo otros elementos”.
Con carta de artesana desde 1998 Macarena comercializa sus piezas en la Fira Artesanal de la Mola y de sus clientes destaca que “en estos más de veinte años tengo una clientela de señoras italianas y españolas de alto poder adquisitivo que conocen el producto, a las que se suman jovencitas francesas que buscan innovar y tengo comprobado que cuando ellas eligen algún diseño ese se volverá el más reclamado unos años después”.
Con respecto a la situación de la artesanía en Formentera, Macarena Benegas reconoce el buen trabajo, la creatividad y la implicación de los artesanos de la isla mientras pide más agilidad a la administración local a la hora de resolver los pasos burocráticos que se deben seguir cada año para renovar los permisos antes del inicio de la temporada.