“Una joya no es un souvenir, es un trabajo creativo único y personal” Entrevista a Gustavo “Pitu” Fernández

El joyero ha obtenido la acreditación como maestro artesano el pasado mes de octubre y ahora se encuentra inmerso en la preparación del material que ofrecerá este año en sus paradas de la Fira Artesanal de la Mola y el mercadillo de  Sant Francesc

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Gustavo Fernández "Pitu" es un artesano joyero afincado en la isla
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Gustavo “Pitu” Fernández nació en Quilmes (Buenos Aires – Argentina) en 1975 y desde pequeño le llamó la atención el trabajo manual. “Mi padre era cerrajero de oficio y tenía una pequeña empresa de mantenimiento de casas. Yo me pasaba horas en el taller, jugando y rompiendo herramientas, incluso de pequeño aprendí a soldar con electrodos. Era un niño con mucha curiosidad, algo que mantengo aprendiendo cosas nuevas ya que me gusta mucho lo que hago”.

Esa curiosidad innata lo llevó a trabajar de ayudante al taller de un artesano que realizaba todo el proceso de moldes en cera y fundición para producir en serie y si algo le quedó claro de esa experiencia es que no le interesaba la producción en serie sino el trabajo hecho a mano pieza a pieza.

Esa labor en el taller la desarrollaba sin abandonar sus estudios de música contemporánea, en concreto dedicados al saxofón, y que le sirvieron para acceder a una beca de estudios en Barcelona en el año 2000. Cuando se acabó la beca, Pitu tiró de ingenio, de sus conocimientos de electricidad y de la música tocando en el metro para salir adelante. Además en ese tiempo realizó un curso corto de joyería en un centro cultural de la ciudad que lo terminó de  enganchar al oficio de joyero que ha ido perfeccionando de manera autodidacta.

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Pitu en su taller

En su estancia en la ciudad condal conoció a su mujer Florencia y en 2004 vinieron de vacaciones a Formentera, isla que les encantó. “Al año siguiente volvimos a la isla y las ganas de quedarnos fueron a más por lo que fuimos a Barcelona, desmontamos todo, vinimos y aquí estamos desde 2006 con dos hijas nacidas en Formentera”.

Si bien Pitu quería dedicarse al trabajo de joyería en la isla, al comienzo no fue fácil entrar en el circuito por lo que se dedicó a la música con la banda local “Chimichurri”.

En 2009 consigue plaza en el mercado artesanal de la Mola y luego la carta de artesano que otorgan Govern y Consell a través de una convocatoria que reunió a un buen número de artesanos de la isla. En 2012 se suma al mercadillo veraniego de Sant Francesc y desde octubre del pasado año 2021 el joyero cuenta ya con su acreditación como maestro artesano expedida por la Comunidad Autónoma.

Piezas únicas y sutiles

Pitu trabaja la plata desde el inicio cero del proceso (liga, chapa, laminado) y encuentra en la isla una de las principales fuentes de inspiración a la hora de diseñar sus piezas únicas que salen de lo clásico para adentrarse en figuras sutiles, ligeras, mínimas y con volumen realizadas en plata y que en algunos casos llevan pequeños detalles en piedras preciosas como zafiros, rubíes, esmeraldas y diamantes, así como en oro 24 quilates.

“Una joya no es un souvenir, es un trabajo artístico y personal”, apunta Pitu mientras nos muestra las creaciones en las que está trabajando y en las que se vislumbran chumberas, erizos y peces entre otras figuras más geométricas que se convierten en colgantes, anillos, pulseras, pendientes o broches. “También realizo encargos de piezas, muchas en oro que para mí es el metal más bello a la hora de trabajar, así como otras a partir de una que el cliente me da para fundirla y crear una nueva”, explica el joyero quien destaca la ayuda inestimable de su compañera Florencia a la hora de diseñar y rematar algunas de las piezas y sobre todo a la de atender a los clientes en las paradas en los mercadillos y mantener el material limpio y en perfecto estado ya que, como apunta Pitu “hay mucho trabajo detrás de lo que se expone en la mesa y todo está hecho con amor”.

Pitu muestra una de sus joyas inspirada en Formentera

En cuanto a la clientela esta es variada por lo que las joyas creadas por el maestro artesano han viajado por Europa y el resto del mundo. «Hace unos años vendí un anillo en plata, oro y con un topacio azul muy bonito a una chica italiana y, al cabo de un año, nos manda un enlace protagonizando una publicidad de café Lavazza con primeros planos de la mano de la chica con la taza de café y el anillo que nos compró», recuerda el joyero.

Pitu destaca además al público local; “tenemos una gran parte de clientes fieles de la isla”, así como a la “familia” de joyeros que se ha ido creando y que se mantiene conectada para intercambiar consultas y conocimientos.

Con respecto a la artesanía de Formentera el maestro artesano señala el crecimiento que se ha venido dando y el incremento de calidad, aunque también considera que se debería avanzar en cuestiones de logística con la colaboración del Consell para disponer de espacios y talleres donde trabajar los artesanos en mejores condiciones.

Dejamos al joyero en su taller de la Mola inmerso en la preparación del material y al despedirnos nos comenta que su hija mayor Martina de 6 años, ya apunta maneras y alguna joya lleva un diseño suyo por lo que podría haber relevo generacional.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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