Tania Agredano nació en Madrid “por casualidad” en 1978 y su infancia y juventud las vivió entre Sevilla y Barcelona, ciudad donde comenzó su interés por la cerámica.
“Mi madre tenía una amiga que había estudiado en La Masana y cuando íbamos a su casa yo me pasaba todo el tiempo en su taller de cerámica modelando el barro, algo que siempre me ha llamado la atención”, comenta la ceramista.
Tania estudió la carrera de Relaciones Públicas con la idea de dedicarse a la producción radiofónica y, a los 20 años, comenzó a trabajar en el área de publicidad de una revista sin dejar la cerámica como hobby lo que la impulsaba a apuntarse a distintos cursos para ir perfeccionando la técnica.
En el verano del 99 decide dejar todo (“casa, trabajo, novio: todo”) y se lanza a visitar Formentera con su bicicleta “y 10 mil pesetas”. “Aquí conocí los mercados artesanales, a gente que vivía de manera alternativa y fue lo mejor que me pasó en la vida porque me encontré a mi misma y la cerámica, que empezó como un hobby, terminó siendo mi profesión”, recuerda Tania.
Después de esa incursión satisfactoria en la isla y de un trabajo veraniego en hostelería, “ese año tuve suerte además porque había pedido una beca para ira a Galicia a unas jornadas muy interesantes donde aprendí muchísimo sobre cerámica en la fábrica Sargadelos. Cuando acabé volví a la isla y al año siguiente tuve mi espacio en la Fira Artesanal de la Mola”.
Con las decisiones ya tomadas en relación a su futuro laboral como artesana, Tania no deja de acercarse a nuevas técnicas y formas de trabajar el barro en diferentes sitios, entre ellos México donde pasó temporadas “viajando y aprendiendo” y donde nació su hija Jade.
Con todos los nuevos conocimientos adquiridos y aplicados a sus piezas la artesana volvía cada temporada a la Mola para ofrecer lo mejor de su trabajo en el mercadillo artesanal.
La belleza de lo imperfecto
Con respecto a su obra, Tania explica que realiza cerámica utilitaria para la que utiliza gres “que es lo más resistente que hay” que luego moldea y transforma en diferentes elementos de los que componen una vajilla como platos, fuentes, cuencos. “En la cerámica no soy purista, me gusta mucho buscar maneras de producción diferentes utilizando lo aprendido en las “escuelas” que encontraba en los distintos lugares por los que he viajado”.
La ceramista reconoce que ha tenido la suerte de haber conseguido mucho trabajo desde el principio diseñando y produciendo vajillas para familias y para conocidos restaurantes, algunos con chefs de estrella Michelin. “Eso me obligó a enfrentarme a producciones muy grandes que siempre he realizado sola, de principio a fin, aplicando mi propio método de trabajo de manera autodidacta y garantizando al cliente la exclusividad”, destaca Tania.
Sobre como surgieron esos contactos, Tania explica que siempre aparecen en el mercadillo de la Mola: “Formentera ha sido y sigue siendo una plataforma muy interesante para el trabajo creativo ya que viene mucha gente que está en proyectos importantes y que contacta contigo: yo no he buscado a nadie sino que ha habido gente que me buscaba a mi”.
En las paradas de los mercadillos de la Mola y de Sant Ferran, Tania Agredano ofrece a visitantes y residentes piezas variadas de cerámica utilitaria como tazas, bols o platos en piezas únicas o series de tres en una amplia variedad de formas y colores entre los que no pueden faltar los clásicos de la isla como los ocres y el turquesa siempre en tonalidades creadas por la artesana con sus propias fórmulas. “La forma de mis piezas es irregular, lo que los japoneses llaman Wabi-sabi y que busca la belleza en lo imperfecto”.
Con respecto a la situación actual de la artesanía en la isla, Tania considera que habría que “hacer una renovación importante, nos tienen que cuidar más» y ahora, como presidenta del Mercat de la Mola, destaca que hay carencias en muchos sentidos, “faltan talleres y lugares donde vivir”. Para la artesana, «los mercadillos son un reclamo turístico más y en el caso de la Mola habría que seguir mejorando ofreciendo artesanía al cien por cien».
Tania Agredano tiene carta de artesana desde hace más de una década y desde este año trabaja como profesora de cerámica en los cursos para adultos que organiza el Consell de Formentera cada invierno en la isla.
