El pasado jueves 28 de noviembre tuvo lugar en el Hipódromo de la Zarzuela en Madrid la entrega del Premio de Arquitectura Española 2019 del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE) otorgados «ex aequo» a las catorce viviendas de protección oficial de Sant Ferran y al Museo del Clima de LLeida.
En el fallo, que tuvo como referencia los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la “Agenda 2030” de la ONU, se consideró que ambas obras tenían el mismo mérito para alzarse con el galardón.
El jurado, formado por los directores generales de Bellas Artes y de Arquitectura, Vivienda y Suelo, Román Fernández-Baca y Javier Martín ; la vicepresidenta primera del CSCAE, Marta Vall-llosera, en calidad de presidenta del jurado; el secretario del CSCAE, Laureano Matas, y las arquitectas María Langarita y Lucía Cano Pintos, destacó en su dictamen que se trata de “equipamientos públicos ejemplares, que muestran una preocupación mutua por la investigación y la sostenibilidad” y valoró las “grandes dosis de diseño e ingenio” que ambos comparten aprovechando los materiales del lugar, potenciando la belleza y el entorno, dando como resultado dos proyectos “ambientalmente sostenibles”.
Life Reusing Posidonia
Life Reusing Posidonia se llama el proyecto de 14 viviendas de protección pública en régimen de alquiler ubicadas en el municipio de Sant Ferran de Formentera.
Este conjunto de viviendas inauguradas hace dos años ha sido premiado en la decimocuarta Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo (BEAU) y fue finalista en la undécima Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo (BIAU).
Según destacaron desde CSCAE la finalidad de esta obra arquitectónica era mejorar la habitabilidad de las viviendas (temperatura, control de la humedad, iluminación, flexibilidad de usos, etcétera) y ofrecer datos contrastados a la Administración, obtenidos a raíz de la evaluación de un edificio piloto. La iniciativa permitió ensayar fórmulas para reducir la huella ecológica y monitorizar el confort de los edificios gracias a la colaboración de la Universidad de las Islas Baleares. El proyecto vincula patrimonio, arquitectura y cambio climático, y demuestra que la utilización de los sistemas y materiales de la arquitectura tradicional, relegados habitualmente a la rehabilitación, permiten ahorrar más de un 60 por ciento de emisiones de dióxido de carbono durante la construcción de las obras y se recuperó la posidonia oceánica seca como aislamiento térmico, «logrando trasladar que no solo se habita una casa, sino un ecosistema».
Asimismo apuntaron que se trata de un proyecto de adaptación al cambio climático promovido por el Instituto Balear de la Vivienda (Ibavi) y la Dirección General de Energía y Cambio Climático de las Islas Baleares, y financiado por el programa europeo LIFE+ en la categoría de gobernanza ambiental.
El premio lo recibieron los autores de estas VPO, Carles Oliver Barceló, Antonio Martín Procopio, Joaquín Moyá Costa, Alfonso Reina Ferragut y Antonio García Roig, arquitectos del Ibavi.