El paisaje interior de Formentera tiene un signo de identidad bien diferenciado que no es otro que las paredes de piedra seca que delimitan las diferentes propiedades de la isla, sobre todo en terrenos diseminados.
El pasado 28 de noviembre la UNESCO declaró como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad la técnica constructiva de las paredes de piedra seca, una decisión que incluye a varios enclaves de la cuenca del Mediterráneo, entre ellos la isla de Formentera.
En la declaración de la lista representativa se hace hincapié en «dar a conocer el patrimonio cultural inmaterial, lograr que se tome conciencia de su importancia y propiciar formas de diálogo que respeten la diversidad cultural».
«Es importante aclarar que se trata de una declaración de patrimonio inmaterial ya que no se refiere a las paredes sino al método de construcción de las mismas», destacó el experto en Patrimonio del Consell Insular, Jaume Escandell.
Escandell apuntó además que en el caso de las paredes de piedra seca se realizó una candidatura conjunta iniciada por Malta a la que se adhirieron el resto de países, a través de las regiones que cuentan en su territorio con este tipo de construcciones, la mayoría del arco mediterráneo.
Una vez presentada la propuesta inicial el pleno ordinario del Consell Insular de Formentera del 31 de marzo de 2017 aprobó declararlo como bien de interés cultural inmaterial, una decisión que fue publicada en el Boib el día 8 de mayo de 2017 y de manera conjunta con el resto de Baleares.
Un poco de historia
Si bien este tipo de construcción para delimitar una propiedad pudo ser anterior, las referencias documentales las sitúan a principios del siglo XVIII cuando se inicia la repoblación de Formentera. «En esa época es cuando se establece que los nuevos pobladores, provenientes de Eivissa, debían cerrar los terrenos asignados con paredes de piedra de seis palmos (1,20 metros) y enlosadas», señaló Escandell.
Esto establecía un método de construcción de las mismas sin mortero ni cal solo ensartando las piedras entre sí y pudiendo añadir tierra y piedras más pequeñas en los huecos y colocando las piezas más grandes en la zona superior para dotarlas de mayor estabilidad.
Formación para la conservación
Para conservar este patrimonio desde el Govern Balear y el Ibanat se han venido desarrollando una serie de cursos para restaurar este tipo de paredes en enclaves naturales protegidos como can Marroig.
Si bien en todas casas familiares de la isla que cuentan con estos muros en sus terrenos hay algún o varios miembros que saben como reparar o construir estas paredes, lo importante sería enseñar a las nuevas generaciones y no «perder la costumbre».
«Este tipo de iniciativas y su continuidad son necesarias para conservar la técnica constructiva, dar visibilidad a estos oficios y que se refuerce la transmisión de conocimientos en la materia», concluyó Jaume Escandell.