Con los pelos de punta

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Foto T13
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Otra vez la realidad supera la ficción. Los llantos y los gritos de los niños y niñas pequeños encerrados en jaulas y separados de mamá y papá son absolutamente desgarradores.

Las imágenes emitidas por las televisiones y redes alrededor del mundo nos han puesto los pelos de punta, a los que no tenemos hijos y a los que los tienen ya que era el grito de la desprotección, la soledad más absoluta y el de la desesperación.

Volvamos por un momento a la infancia y pensemos en como nos sentimos alguna vez cuando nos quedamos solos, o perdimos de vista a nuestros padres en un parque o en una playa por poner algún ejemplo.

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En esas situaciones el susto era brutal, el llanto incontenible y ni una palabra de personas que se acercaran a ayudarnos nos brindaba consuelo. Lo único que decíamos sin parar era: Mamá, Papá!!!!!!!!!

Esa llamada desesperada fue lo que escuchamos esta semana por parte de decenas de pequeños asustados y encerrados en jaulas, solos y lejos del cuidado de los suyos.

Y todo por una política demencial, aplicada por el gobierno de Donald Trump y digna de la más abyecta política nazi, fascista y copia de las aplicadas durante las dictaduras más horribles que muchos pueblos de todo el mundo sufren y han sufrido en sus carnes.

Para más inri, esto sucedió durante la visita de los reyes de España a EE.UU. donde recorrieron sitios como New Orleans o San Antonio, Tejas, donde se «reivindicó» lo hispano.

Señores; esos pequeños nacidos en El Salvador, Nicaragua, Guatemala o México gritan en castellano y parece que no lo suficiente para haberlos oído y aprovechar la ocasión para comunicarle al señor Trump y a su equipo que esto no se puede permitir bajo ningún concepto.

Los reyes han perdido una oportunidad de oro; la de quedar «como reyes».

Dicen las últimas noticias que Trump «reculará» sobre esta medida, pero imagino que no será algo inmediato. Mientras tanto cientos de niños están enjaulados, solos, llorando y con miedo.

No quiero ni pensar en las secuelas psicológicas que esta medida brutal, anacrónica y salvaje puede acarrearles.

Creíamos que lo habíamos visto todo, pero esta pesadilla compuesta de abusos de autoridad, inhumana y deleznable parece no tener fin.

 

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