Mimmo Amato nació cerca de Salerno en el sur de Italia y después de trabajar en la isla en hostelería durante los primeros años de su estancia en Formentera (lleva seis), decidió profundizar sus conocimientos en percusión y mejorar la técnica.
Pero Mimmo no se decantó por los clásicos y archiconocidos tambores, bongos, congas o la batería, sino que su interés derivó en un instrumento diferente y que hace sonar todos los martes y sábados por la mañana en el Mercado de segunda mano de Sant Francesc Xavier, ubicado en el Jardí de ses Eres.
Se trata del «handpan», un instrumento de percusión dentro de la categoría «idiophones» que nace en Berna (Suiza) en el año 2000 y a raíz de un estudio realizado por varios especialistas sobre la transmisión del sonido sobre el metal.
«Se trata de dos piezas de acero convexas y en el caso de la chapa superior esta lleva nueve campos tonales a través de hendiduras de diferentes tamaños que se estimulan con los dedos, mientras que la capa inferior actúa como una caja de resonancia», explicó Mimmo mientras ejecutaba una de las piezas de su repertorio ante el atento interés de varios de los asistentes al mercadillo.
«Este tipo de instrumentos da la posibilidad a personas que son amateurs a componer y construir una escala imposible de desafinar, pero también permite a los profesionales en la materia experimentar con una nueva técnica», apuntó el experto en este estilo musical.
El músico destacó además que este «nuevo instrumento» tiene una partitura previa a la hora de estudiarlo y, con un tiempo de práctica, se puede llegar a componer una pieza musical única.
Para Mimmo esta experiencia en este y otros mercadillos y en diversos locales de Formentera ha sido muy gratificante, aunque no vende sus tres instrumentos que cuentan con diferentes niveles sonoros, ya que forman parte de sus experiencias musicales personales.
El intérprete aseguró a Formenteraavui que lo más importante es que la gente disfrute con la música, con un sonido diferente que ayuda a la hora de relajarse, meditar o realizar prácticas como el yoga o el tai chi.
En resumen, una experiencia relajante que vendría muy bien a muchos de aquellos que habéis «sufrido» una temporada estival intensa en materia laboral y que ya llega a su fin.
