Pau Mayans, 20 años, autista, está llevando a cabo un programa de inclusión laboral trabajando un par de horas semanales en una concesión de hamacas y sombrillas junto a Es Caló. Es una experiencia pionera que está refrendada por los buenos resultados obtenidos anteriormente por APMIPTEA, Asociación Pau Mayans para la Integración de Personas con Trastornos del Espectro Autista, contratando a personas con discapacidad para realizar trabajos en la propia asociación.
En la última subasta de lotes de playa, en vigor hasta 2020, se especificaba que un precontrato laboral a tiempo parcial con una persona con discapacidad o minusvalía otorgaba puntos extra a la hora de la adjudicación. Bajo esta premisa el optante a concesionario, Alberto Escandell, se puso en contacto con APMIPTEA para ofrecerles la posibilidad de que uno de sus miembros trabajara con ellos este verano.
La propuesta fue aceptada de inmediato y Pau Mayans lleva tiempo trabajando 2 horas semanales en la recogida de hamacas y sombrillas tutelado por el responsable del servicio, Óscar Monroy. Se trata de algo más de media hora al atardecer durante cuatro días a la semana y Monroy afirma que es una experiencia sumamente enriquecedora ya que partía de cero, nunca había trabajado con una persona con autismo ni tiene formación al respecto, pero la inserción laboral se ha realizado de forma natural por las dos partes. «Es demostrar a la gente que tampoco se necesita nada especial para lograr la inclusión laboral -señala Monroy-, simplemente un poco de buena voluntad, conocimiento de las habilidades de la persona en cuestión y paciencia».
Nuria Alandes, presidenta de APMIPTEA explica que cuando una persona con discapacidad va a trabajar a una empresa, normalmente esa persona ya llega formada para la realización del trabajo o es la propia empresa la que se encarga de darle esa formación. En este caso Nuria no tuvo que proporcionarle ningún tipo de formación a su tutor, únicamente le explicó cómo era Pau y qué cosas podía hacer. «Como asociación somos los encargados de formar al empleado pero en este caso no tuve que intervenir para nada ya que Pau tenía la formación necesaria y lo único que faltaba era la paciencia de su tutor, de Óscar, para entenderse con Pau».
De todas maneras Alandes resalta un aspecto muy importante: para llegar a este punto de iniciar la inserción laboral hay que trabajar mucho y señala que Pau lleva 15 años con intervenciones activas supervisadas por Noelia Rodríguez, psicóloga y especialista en ABA, lo que ahora le permite afrontar este reto.
Óscar Monroy, 28 años, que durante el resto del año trabaja como administrativo en una empresa de su Extremadura natal nunca antes se había enfrentado a esta situación laboral y al principio no las tenía todas consigo porque ignoraba el nivel y el tipo de discapacidad pero comenta que ha ido muy bien. «Desde el primer momento (Pau) ha hecho lo que tenía que hacer y para él no ha supuesto ningún problema desmontar y recoger las sombrillas, sacudir la arena y amontonar las hamacas». Asimismo cuenta orgulloso que algunos clientes a los que conoce de otros años, al ver el trabajo que está haciendo con Pau, le han felicitado personalmente o través de mensajes telefónicos por la labor de inserción que están realizando y que demuestra que «paso a paso y si todos ponen ganas es posible».
Tras este primer año a modo de prueba, Nuria Alandes confía en que el próximo verano el titular de la concesión, Alberto Escandell, decida repetir la experiencia. Para ello y una vez detectadas ciertas dificultades con los candados y las cadenas, ya piensa trabajar ciertos aspectos concretos de motricidad durante el invierno para que la siguiente temporada Pau sea más rápido, eficaz y autónomo.