¿Cómo recibisteis la noticia?
Con mucha alegría. El presidente, Jaume Ferrer, me llamó por teléfono, me anunció que éramos galardonados este año y nos hizo muchísima ilusión.
Estamos hablando de 35 años de este club, que se dicen pronto…
Así es. Empezamos en 1982 y aquí seguimos.
¿Cómo empezó todo?
La cosa empezó con Jaume Verdera y Carlos Tur a quienes les gustaba el kárate, en paz descansen, y en 1982. Ellos fueron los fundadores del Dojo Formentera y ha sido una actividad que caló hondo en la sociedad. En mi caso empecé con el judo en Alicante con 15 años y cuando se abrió el Dojo me impliqué de lleno en esta actividad deportiva.
Este club deportivo abarca varias disciplinas: judo, kárate, kendo. Para alguien como yo que no tiene mucha idea de estas disciplinas deportivas, ¿en qué se diferencian?
Todas son artes marciales. En el caso del kárate se trata de trabajo de piernas y de brazos, en resumen patadas y puñetazos, en el kendo los contrincantes llevan una armadura y una espada de bambú y el judo tiene más que ver con el contacto físico cuerpo a cuerpo con una serie de las denominadas llaves sin oponer resistencia. Dependiendo de la modalidad todas ellas se basan en el respeto al contrincante y en que esas habilidades aprendidas se limitan al rectángulo del tatami, nunca se deben usar fuera de ese contexto, salvo que tu vida esté en peligro. Esto fomenta el respeto, la concentración, la ayuda y la educación.
En la isla hay muchos «cinturones negros»…
Unos treinta. Cuando nosotros comenzamos en materia deportiva solo había fútbol, tenis y el windsurf que empezaba. Empezamos comentando que esta era una forma de vida y las familias se animaron apuntando a los pequeños.
De tus alumnos varios acabaron como instructores y algunos son ya jueces nacionales en las competiciones…
Así es. Jane Wenham, Josep Verdera, Alma Wünshe, Teresa Costa, Joan Marí y mis hijos Dani y Bea continúan con la labor docente y yo también que imparto clases a los mayores. Todos con nuestros alumnos hemos participado en competiciones nacionales por todo el territorio español. En este momento el club cuenta con cerca de cien alumnos y la cantera se mantiene gracias a la labor de todos los profesores.
No podemos dejar de recordar en la historia del Dojo Formentera la participación de José Luis de Frutos.
Gran amigo mío. Una persona encantadora, 7 dan de judo y que siempre se mostraba dispuesto a visitar la isla en Semana Santa e impartir un stage. Todos los niños lo querían, era como él decía un «payaso» al que le gustaba no solo enseñar la disciplina deportiva sino también conseguir que todos disfrutaran y se divirtieran. Dejó huella y por eso le dedicamos en su memoria las competiciones que realizamos en Semana Santa, cada año.