«Can Marroig era una mezcla de Nunca Jamás y Trainspotting» Entrevista a Maxwell Moya

Inmerso en la III edición del Formentera Jazz Festival, el músico y productor cultural recibe a Formenteraavui para charlar de su relación con la isla y su vocación musical

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¿Dónde naciste?

En París, un 20 de noviembre de 1978. Soy escorpio, el signo más «picante» del zodíaco, (sonríe).

Maxwell Moya

De madre norteamericana y padre francés, viviste tu infancia y adolescencia en la vieja casa de la finca de can Marroig. ¿Cómo recuerdas esa época?

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Primero, y según cuenta mi madre, antes de instalarnos en can Marroig, vivimos en más de doce casas de la isla. Pero la número 13 fue can Marroig donde residía un pintor alemán amigo de mis padres y, lo que iba a ser una estancia temporal de una semana, se convirtió en nuestra vivienda durante doce años. Fue una infancia de contrastes; oscuridad, luz y color en una casa bastante «caótica» en el buen y en el mal sentido de la palabra y en la que convivían animales y personas, se llevaban a cabo fiestas «lisérgicas», conciertos y por la que pasaban artistas de todo tipo. Una mezcla entre Nunca Jamás y Trainspotting. Éramos tres en invierno y más de veinte en verano. Recuerdo ir a clase en bicicleta al colegio en sant Francesc y luego, ya casi adolescente, en una moto que dejaba cerca del cole para que no me pillaran.

Maxwell en la Plaça de la Constitució

Algo que llama la atención es el hecho de que seas muy querido en la isla y que conservas las amistades de la infancia…

El hecho de que me haya ido de la isla por largos períodos hace que la gente no conozca mi «lado oscuro» (risas). Tengo la suerte de haber conocido y convivido con gente maravillosa y original en Formentera, una isla que destaca por ser un enclave donde conviven muchas nacionalidades.

¿De dónde viene tu vocación musical?

Todo empezó en can Marroig donde venían cada día músicos como Erik, Harry, los Formentera Guitars y casi todos los residentes en la isla. Además en la casa se organizaban las fiestas de luna llena, una por mes (sonríe), y los músicos dejaban los instrumentos con la excusa de «ya volveremos a recogerlos». Yo era un niño y me encontraba a mi alrededor con una batería y me ponía a ello. Además el movimiento «hippie tamborilero», me pilló de lleno. También siempre he jugado mucho con la voz, ya que era algo que hacía con mi madre inventando sonidos.

¿Qué significó para ti la etapa en Ojos de Brujo?

Fueron 12 años que se han comprimido en un archivo zip, no logro ver la totalidad porque fue algo muy intenso. Giras por cerca de 40 países, una energía de constante creatividad y el foco en una Barcelona inmersa en un fusión de diferentes músicas como flamenco, rock, hip-hop y la vertiente electrónica. Estábamos en un «mix», eso nos dio alas y nos permitió acceder a festivales como el World Music. Además pude aprender mucho, «en carretera», en materia de producción, edición de sonido, efectos, proyección de imágenes, diseño y sobre todo en cuanto a trabajo en equipo. Fue una experiencia muy intensa y contamos con una suerte brutal.

¿Por qué os separasteis?

Por distintos factores y circunstancias: nacimientos de niños, motivos personales, giras, trabajos y otras razones. Pero yo considero un logro que el grupo haya durado lo que duró: 12 años. Además vas creciendo y el mensaje y las circunstancias cambian. Dio lo que tenía que dar, fue una época muy intensa.

Tu vida da un nuevo giro e ingresas en el Berklee College of Music, en su sede de Valencia. ¿Cuál es el trabajo que desarrollas ahí?

Soy coordinador de desarrollo profesional y llevo tres años trabajando en diversos proyectos. Esto me ha ayudado a desarrollar una nueva línea que es la de gestor de eventos culturales. Tuve la suerte de que después de terminar mis estudios en este centro me contrataran y ahí sigo.

¿Cómo surge la idea de crear el Formentera Jazz Festival?

La experiencia en Ojos de Brujo es el inicio ya que íbamos invitados a festivales internacionales de jazz, que no era el género del grupo en el sentido puro, pero el jazz como el flamenco «invitan» a las mezclas, así que decidí crear un evento con propuestas que unieran diferentes vertientes como la «bossa nova» o el «latin jazz», entre otras. Y que mejor lugar que Formentera donde invitar y compartir con músicos de diferentes países.

¿Qué proyectos tienes por delante?

Seguir aprendiendo y pensar en la próxima edición del Formentera Jazz Festival.

 

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