La 59 edición de los premios FAD de Arquitectura e Interiorismo que concede la asociación ArquinFAD del Fomento de las Artes y del Diseño en España y Portugal, cuenta con un finalista de Formentera. Se trata del arquitecto Marià Castelló y su obra «nominada» es el proyecto de rehabilitación y reforma del Cementeri Vell de sant Francesc Xavier, ejecutado el pasado año. El premio se fallará en Barcelona el jueves 29 de junio, en un acto que tendrá lugar en el Museu del Disseny de la Ciudad Condal, en la Plaça de les Glòries.
En primer lugar, enhorabuena.
Muchas gracias, el estar seleccionado para el premio FAD ya es un logro.
¿Qué actuaciones proyectaste para la restauración del antiguo cementerio de sant Francesc?
Primero destacar las ganas de la administración y de la Iglesia por recuperar un enclave que había sido dejado «de la mano de Dios» y que constituye un punto clave dentro del casco histórico de sant Francesc. En este caso fue una intervención rápida, destinada a
consolidar un espacio abierto al público y en el que se trabajó de forma conjunta con un equipo de arqueólogos, técnicos de Patrimonio e historiadores. En este caso hubo un trabajo previo por parte del historiador Antoni Ferrer Abárzuza, (Ibiza 1970, Licenciado en Geografía e Historia, especializado en Historia Medieval, por la Universidad de Barcelona). Esa labor previa nos brindó una serie de información sobre este enclave cuya construcción, supimos, fue realizada en dos fases y la parte encalada refleja lo realizado en la segunda fase.
Asimismo actuamos con sutileza, a la hora de recuperar, utilizando el mismo tipo de material original. No así en la puerta del recinto, que no pudimos recuperar, por lo que utilizamos un material contemporáneo: el acero «corten».
Por otra parte presentamos otras dos obras al FAD: las reformas realizadas en la Torre des Pi des Català y en la vivienda can Xumeu de can Rita. Si bien la primera de estas no fue seleccionada; la segunda, una obra pequeña de 64 metros cuadrados fue considerada entre las 40 mejores, en la categoría «Ciudad y Paisaje».
En estos premios «compites» con el arquitecto ibicenco Elías Torres nominado por el Paseo de la Ría, en Huelva, proyecto firmado junto a José Antonio Martínez Lapeña. ¿Existe «rivalidad» entre los arquitectos?
Por mi parte no. Yo a Elías lo quiero mucho, es un maestro. Él tenía una obra en una casa en La Savina que fue preseleccionada pero al final se decidieron por su proyecto en el Paseo de la Ría, en Huelva.
Para más detalle el cementerio viejo está delante de una obra suya, el Jardí de ses Eres, que fue finalista en la misma categoría en 2005. Somos «rivales» por pocos metros (sonríe).
Aunque si me dieran a elegir entre los participantes de los premios FAD de este año, yo me decantaría por la intervención del arquitecto Antonio Torrecillas en la estación de metro Alcázar-Genil de Granada. Torrecillas falleció en 2015 y sería muy bueno que le otorgaran el premio a título póstumo.
¿Qué te llevó a dedicarte a la arquitectura?
Siempre tuve sensibilidad por las artes plásticas en general; pintura, escultura, fotografía y de forma particular con la arquitectura porque necesita de un estudio previo, antes de acometer una obra.
¿Eres consciente de que hay muchos «espectadores» de las obras arquitectónicas, entre los que me incluyo?
Si, es una de las bellas artes transversales que influyen en la sociedad. No es necesario ser un experto en la materia y las mejores obras son aquellas que son apreciadas por todo el público.
¿Qué proyectos tienes en marcha?
Estamos trabajando, junto al Consell, en el diseño de la Escuela de Vela de la Savina y en los alrededores de la capilla de sa Tanca Vella para adecuar el entorno.
¿Tienes arquitectos «favoritos»?
Me siento cercano a arquitectos portugueses, como Álvaro Siza, Eduardo Soto de Moura y los hermanos Aires Mateus. De los locales destaco a Elías Torres, Josep Ferrando y Toni Gironès.